Al ser microencapsulado en capas lipídicas su acción empieza a nivel del duodeno con la unión de las lipasas pancreáticas, reduciendo los riesgos de eroción de molleja o estómago.
Las capas lipídicas tienen una función aromatizante, aumentando notoriamente la pobre palatabilidad del Sulfato de Cobre.
Tiene un efecto antibacteriano, formando un revestimiento uniéndose con glucoproteínas y glicolípidos de la pared intestinal interrumpiendo las conexiones de las bacterias patógenas con los sitios de unión para adherirse, penetrar y generar toxicidad en los tejidos en cuestión.
Efecto antiviral, los iones de Cobre alcanzan a bloquear las uniones (CAMs) entre el virus y las membranas celulares, reduciendo así la infección de células epiteliales en el intestino.